Los pacientes que recibieron radiación durante
la lactancia y la niñez para tratar afecciones benignas de la cabeza y el
cuello, como dilatación del timo, acné o hipertrofia amigdalina o adenoidea,
corren un riesgo más elevado de sufrir de cáncer y otras anomalías tiroideas.
En este grupo de pacientes las neoplasias malignas tiroideas comienzan a
aparecer tan pronto como cinco años después de la radiación o pueden surgir
hasta 20 años o más después de esta. La exposición a la radiación como
consecuencia de precipitación radiactiva
también se relaciona con un riesgo elevado de presentar cáncer tiroideo,
especialmente en los niños. Otros factores de riesgo en la evolución del cáncer
tiroideo son los siguientes:
Antecedentes
familiares de enfermedad tiroidea.
Género
femenino.
Pertenecer
a una etnia asiática.
para
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